© Daño Cerebral Estatal | 29/10/2024 | OPINIÓN | Daño Cerebral Estatal
Ictus: una mirada más allá del espacio sanitario
El ictus es la primera causa de Daño Cerebral Adquirido y la segunda causa de discapacidad en adultos.
El ictus es una enfermedad que impacta de forma repentina en miles de personas. Solo en España se registran 120.000 casos al año, generalmente en personas de edad avanzada pero aumentando cada vez más en menores de 55 años, y produciéndose, también, en edad infantil.
Se estima que entre el 80% y el 90% de los ictus podrían evitarse controlando factores de riesgo como la obesidad, la diabetes o la hipertensión arterial; o eliminando hábitos como el consumo de tabaco.
Los avances médicos, tecnológicos y clínicos han mejorado las tasas de supervivencia de forma notoria, permitiendo que alrededor del 70% de las personas sobrevivan a la enfermedad. Además, una detección e intervención rápida y en unidades especializadas puede reducir sus consecuencias, por lo que es esencial reconocer los síntomas y actuar con celeridad.
Es importante prevenirlo, identificarlo y tratarlo. Pero el ictus es también la primera causa de Daño Cerebral Adquirido y la segunda causa de discapacidad en personas adultas en nuestro país. Y es por ello que su abordaje debe ser transversal e ir más allá del espacio sanitario.
La vida tras un ictus
El pasado 22 de octubre se presentó la Actualización 2024 de la Estrategia en Ictus del Sistema Nacional de Salud, en la que Daño Cerebral Estatal participó en el Comité Técnico en representación de las asociaciones de personas con DCA y sus familias. Esta actualización, que sigue los objetivos y recomendaciones del Plan de Acción Europeo para el Ictus 2018-2030, pretende abarcar toda la cadena asistencial, incluyendo la vida tras el ictus.
Las secuelas que produce un ictus en una persona pueden ser muy variadas: a nivel motor o a nivel emocional, cognitivo, conductual, en la comunicación y el lenguaje... Pueden ser tan diversas que cambien por completo los roles familiares, la trayectoria profesional o las relaciones sociales. La vida tras un ictus, en algunos casos, hay que reaprender a vivirla.
Hace años que desde el Movimiento Asociativo de Daño Cerebral pedimos mayor coordinación sociosanitaria justamente porque sabemos de la necesidad de este abordaje integral, y no estrictamente médico, que garantice la atención que las personas con Daño Cerebral Adquirido y sus familias necesitan. Con nuestra participación en esta actualización - y en su presentación -, las asociaciones de personas con Daño Cerebral Adquirido somos reconocidas como parte implicada en el abordaje del ictus.
Ictus: una mirada más allá del espacio sanitarioSíntomas del ictus.
El ictus es una enfermedad que impacta de forma repentina en miles de personas. Solo en España se registran 120.000 casos al año, generalmente en personas de edad avanzada pero aumentando cada vez más en menores de 55 años, y produciéndose, también, en edad infantil.
Se estima que entre el 80% y el 90% de los ictus podrían evitarse controlando factores de riesgo como la obesidad, la diabetes o la hipertensión arterial; o eliminando hábitos como el consumo de tabaco.
Los avances médicos, tecnológicos y clínicos han mejorado las tasas de supervivencia de forma notoria, permitiendo que alrededor del 70% de las personas sobrevivan a la enfermedad. Además, una detección e intervención rápida y en unidades especializadas puede reducir sus consecuencias, por lo que es esencial reconocer los síntomas y actuar con celeridad.
Es importante prevenirlo, identificarlo y tratarlo. Pero el ictus es también la primera causa de Daño Cerebral Adquirido y la segunda causa de discapacidad en personas adultas en nuestro país. Y es por ello que su abordaje debe ser transversal e ir más allá del espacio sanitario.
Cada 6 minutos se produce un ictus en España, provocando consecuencias devastadoras para las familias que lo sufren. De hecho, el Ictus es la primera causa de muerte en la mujer y la segunda en el hombre. En el control de los factores de riesgo está la clave para prevenirlo.
No se da en niños, no se puede prevenir, siempre deja secuelas... 10 falsos mitos sobre el ictus
La vida tras un ictus
El pasado 22 de octubre se presentó la Actualización 2024 de la Estrategia en Ictus del Sistema Nacional de Salud, en la que Daño Cerebral Estatal participó en el Comité Técnico en representación de las asociaciones de personas con DCA y sus familias. Esta actualización, que sigue los objetivos y recomendaciones del Plan de Acción Europeo para el Ictus 2018-2030, pretende abarcar toda la cadena asistencial, incluyendo la vida tras el ictus.
Las secuelas que produce un ictus en una persona pueden ser muy variadas: a nivel motor o a nivel emocional, cognitivo, conductual, en la comunicación y el lenguaje... Pueden ser tan diversas que cambien por completo los roles familiares, la trayectoria profesional o las relaciones sociales. La vida tras un ictus, en algunos casos, hay que reaprender a vivirla.
Pedimos mayor coordinación sociosanitaria porque sabemos de la necesidad de un abordaje integral que garantice la atención que las personas con Daño Cerebral Adquirido y sus familias necesitan
Hace años que desde el Movimiento Asociativo de Daño Cerebral pedimos mayor coordinación sociosanitaria justamente porque sabemos de la necesidad de este abordaje integral, y no estrictamente médico, que garantice la atención que las personas con Daño Cerebral Adquirido y sus familias necesitan. Con nuestra participación en esta actualización - y en su presentación -, las asociaciones de personas con Daño Cerebral Adquirido somos reconocidas como parte implicada en el abordaje del ictus.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU afirma que todas las personas tienen derecho al más alto nivel posible de salud física y mental, y sabemos que eso va más allá de una prestación de servicios sanitarios.
Con esta actualización, las asociaciones de personas con Daño Cerebral Adquirido tenemos un marco estratégico alineado con el Ministerio de Sanidad en el que seguir trabajando como ya hacemos: informando debidamente, ayudando a controlar las expectativas de futuro, acompañando emocional y psicológicamente durante el proceso rehabilitador, ofreciendo terapias y profesionales especializados o trabajando en nuevos planes de vida que potencien la autonomía personal de las personas con DCA.
Vamos por el buen camino, aunque aún nos queden muchos pasos por delante, para mirar al ictus más allá del espacio sanitario.
Columna publicada en Capaces, la sección de 20 minutos sobre discapacidad.