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Secuelas del Daño Cerebral y Adaptaciones en el puesto de trabajo

SECUELAS DEL DAÑO CEREBRAL

El Daño Cerebral es la primera causa de discapacidad en España, afectando hasta a 450.000 personas en España. Se produce como consecuencia de cualquier lesión en el cerebro sea cual sea su causa: un golpe, un ictus, un tumor, una infección, un virus, falta de oxígeno, etc.

Algunas de sus secuelas son visibles; la mayoría, no. Además de las físicas, el Daño Cerebral ocasiona problemas cognitivos, sensitivos, conductuales, funcionales y de comunicación, que pasan desapercibidos a simple vista, lo que convierte al Daño Cerebral en una afección invisible para la sociedad.

Aunque no sean físicas, las secuelas invisibles del Daño Cerebral condicionan la vida de las personas afectadas y de sus familias.

  1. Hemiplejía / hemiparesia: parálisis de un lado del cuerpo produciendo una pérdida del control motor y sensitivo en mayor o menor grado. Por ejemplo: una hemiplejia izquierda sería la falta de movimiento del brazo y la pierna izquierdos.
  2. Dificultad de la marcha: pérdida de la capacidad total o parcial de caminar de forma autónoma e independiente. Si la pérdida es total necesitará desplazarse con una silla de ruedas, si no puede necesitar ayuda de un trípode, bastón, caminador, etc.
  3. Dificultad en las transferencias: falta de control para cambiarse de posición, por ejemplo, sentarse o cambiarse de una silla a otra…
  4. Alteración del equilibrio: pérdida o enlentecimiento de los reflejos al cambiar y mantenerse en una posición y al iniciar un movimiento. Esta secuela puede ocasionar frecuentes caídas desde cualquier posición (sentado, de pie, caminando…)
  5. Enlentecimiento motor: las personas que padecen esta secuela, a pesar de no tener dificultades de comprensión, precisan más tiempo para realizar cualquier actividad.
  6. Incontinencia: pérdida del control de esfínteres. Como ayuda se puede usar pañales, compresas, colector, sonda…por lo que precisarán más tiempo y más frecuencia en el uso del baño.
  7. Pérdida de campo visual
  8. Disfonía: disminución del tono de voz.
  9. Disartria
  10. Dolor crónico
  11. Falta de control motor / problemas de coordinación
  12. Baja tolerancia al esfuerzo
  13. Espasticidad / hipertonía: trastorno motor del sistema nervioso en el que algunos músculos se mantienen permanentemente contraídos. Por ejemplo: un brazo y mano espásticos podrían encontrarse con el codo doblado siempre y la mano cerrada.
  14. Pie equino / varo: desalineación del ángulo del tobillo, tanto en la flexión como en la inclinación lateral, que limitará los desplazamientos. Puede requerir de alguna ayuda ortopédica.
  15. Parálisis facial: pérdida total o parcial del movimiento muscular voluntario, de un lado de la cara. Esto, por ejemplo, podría ocasionar problemas en el habla, visión, gusto, control del babeo...
  16. Flacidez / hipotonía: disminución del tono muscular. Esto, por ejemplo, puede provocar que no haya movimientos o si los hay no con la suficiente fuerza para producir un movimiento útil.
  17. Trastornos sensitivos y sensoriales: en esta área nos referimos a cómo recibimos información de nuestro entorno, a través de los sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) e incluyendo la percepción de un mismo. Por ejemplo: pérdida de la mitad del campo visual, o visión doble, pérdida de gusto y olfato, pérdida de la capacidad auditiva e incapacidad de identificar dolor o cambios de temperatura en nuestra piel. Los problemas en la percepción del propio cuerpo se traducen en dificultades para desplazarse sin ver cómo estamos moviendo nuestro cuerpo. Es decir, una persona con este problema debe comprobar cómo su pie se mueve para poder avanzar un paso.
  18. Pérdida de olfato / gusto
  19. Ataxia: trastorno caracterizado por la disminución de la capacidad de coordinar los movimientos. Por ejemplo, puede ocasionar problemas al querer alcanzar o manipular un objeto.
  20. Disfagia: dificultad al tragar alimentos, ya sean líquidos o sólidos. Por ejemplo, esto puede ocasionar aumento del riesgo de atragantamiento; entre otras complicaciones. En los casos más graves se debe recurrir a vías alternativas de alimentación, como sondas nasogástricas y gastrostomías.
  1. Apraxia / dispraxia: incapacidad para realizar movimientos aprendidos, secuenciados y coordinados dirigidos a un fin. El déficit puede depender de la planificación, secuenciación o ejecución del movimiento. Incapacidad en la captación, estructuración y manejo del espacio.
  2. Heminegligencia: falta de percepción y atención del lado afectado. El sujeto no dirige espontáneamente su atención hacia ese lado, ya sea en la modalidad sensorial visual, táctil o auditiva. Por ejemplo, una persona con heminegligencia puede chocarse constantemente con los marcos de la puerta, no ajustarse bien la ropa, gafas…
  3. Alteraciones de la memoria: incapacidad para el registro, mantenimiento, consolidación, recuerdo y/o recuperación de información. Dificultades para el aprendizaje y adquisición de nueva información. Se tiende a la fabulación, se rellenan los huecos con información no real autogenerada. No suele haber conciencia de déficit. Dificultades para recordar: citas médicas, tomar la medicación, hechos ocurridos recientemente, dónde han dejado las cosas, qué acaban de comer…
  4. Problemas de atención / concentración: puede manifestarse en forma de distraibilidad, reducción de la capacidad y velocidad del procesamiento de la información. Por ejemplo, puede haber dificultad para realizar dos trabajos a la vez, mantener una actividad en el tiempo o problemas para solucionar varias tareas seguidas.
  5. Desorientación y confusión: temporal, espacial y personal.
  6. Cansancio y fatiga a la realización de actividades que requieren exigencia cognitiva mantenida en el tiempo.
  7. Rigidez cognitiva: dificultad para encontrar estrategias de adaptación.
  8. Disfunciones ejecutivas: dificultades para iniciar, planificar y secuenciar actividades. Esto puede manifestarse con: alteración del comportamiento social, abandono en el cuidado personal, falta de autocrítica, indiferencia al entorno y al refuerzo, alteración de la personalidad, falta de control emocional: apatía, trastornos obsesivo compulsivos; seudodepresión y seudopsicopatía.
  9. Dificultad para planificar actividades
  10. Dificultad para resolver problemas / problemas de razonamiento: que se manifestará con dificultad para la toma de decisiones y gestión del tiempo.
  11. Dificultades para tomar decisiones
  12. Dificultad para gestionar el tiempo
  13. Alteraciones del lenguaje: se caracteriza por la incapacidad o la dificultad de comunicarse mediante el habla, la escritura o la mímica. Problemas de comprensión, expresión, lectura, escritura…
  14. Afasia
  15. Anosognosia: incapacidad para reconocer sus propias secuelas.
  1. Irritabilidad y agresividad: las manifestaciones de la irritabilidad pueden ser verbales, físicas hacia objetos y físicas hacia personas. Las personas con estas dificultades pierden el control ante frustraciones de la vida diaria, pudiendo focalizar su agresividad a quien le intente ayudar.
  2. Impulsividad
  3. Perseveración
  4. Infantilismo
  5. Verborrea: discurso continuo y descontrolado que puede dificultar la actividad que se esté llevando a cabo.
  6. Baja tolerancia a la frustración
  7. Desinhibición conductual: la persona no puede reprimir ni controlar sus propios impulsos y actúan sin importar la consecuencia de sus acciones. Por ejemplo, a través de una conducta sexual inapropiada con verbalizaciones inapropiadas o tocamientos más o menos explícitos.
  8. Escasa empatía: normalmente quieren imponer su criterio a los demás y se alteran cuando esto no ocurre.
  9. Inestabilidad emocional
  10. Déficit en habilidades sociales
  11. Apatía
  12. Aplanamiento afectivo
  1. Depresión y ansiedad: la persona puede manifestar: un estado de ánimo persistentemente triste, ansioso o “vacío”; sensaciones de culpa, de inutilidad, de incapacidad; insomnio, despertar muy temprano o dormir más de lo necesario; disminución de la energía, fatiga o decaimiento; dificultad para concentrarse, en recordar, en tomar decisiones, etc.
  2. Labilidad emocional: es la dificultad de regular emociones y de expresarlas. Pueden ser expresiones emocionales inadecuadas en frecuencia, intensidad y duración. También es frecuente que la emoción no cuadre con el contexto en el que se da o la alternancia entre emociones.
  3. Desánimo / apatía: falta de motivación o impulso para iniciar y realizar actividades, se intensifica si requieren esfuerzo o planificación. Las personas apáticas tienen más dificultades para programar y regular una actividad, no inician acciones si no se les propone.
  4. Impaciencia
  5. Irritabilidad
  6. Baja autoestima
  7. Angustia
  8. Tristeza

Es importante tener en cuenta que todas estas secuelas detalladas pueden manifestarse de forma aislada o como resultado de una sumatoria de las diferentes áreas. Por ejemplo: una persona podría manifestar apatía, heminegligencia y espasticidad y otra únicamente problemas de memoria.

También puede ser que una persona tenga diagnosticada una serie de secuelas, pero que éstas no supongan una limitación para el desempeño de las funciones del puesto laboral.

ADAPTACIONES EN EL PUESTO DE TRABAJO

El colectivo de personas con daño cerebral presenta dificultades importantes cuando se enfrentan a una inclusión laboral: dificultades de memoria, velocidad de procesamiento de la información reducida, apatía etc.

Debemos tener claro los tipos de trabajos que pueden realizar las personas con Daño Cerebral atendiendo a sus capacidades, situación personal, apoyos recursos, etc. Debemos adecuar persona-empleo, dado que nuestro principal objetivo es la inserción socio laboral. Es importante que estemos en todos los pasos necesarios hasta conseguir la contratación y la adaptación necesaria.

El seguimiento en el empleo, tanto de la persona con Daño Cerebral que ha comenzado a trabajar, como con la empresa contratante nos permitirá:

  • Formular las necesidades que la persona con Daño Cerebral pudiera tener en su puesto de trabajo y que le crean dificultades para su afrontamiento.
  • Informar sobre aspectos laborales que faciliten a la persona una mayor comprensión del ámbito laboral.
  • Señalar los recursos propios de la persona para que, por sí misma, tome decisiones y/o solucione situaciones que se producen en su puesto de trabajo.
  • Fomentar la integración de la persona en la cultura empresarial.
  • Solventar con la empresa aquellas dudas y problemas que vayan surgiendo.

Lo primero que se necesita, es realizar un análisis de las tareas que exige el puesto en los diferentes momentos de la jornada laboral para conocer sus exigencias y un análisis del ritmo de producción que se exige. Además, hay que observar la ubicación del puesto dentro de la empresa, la solución de problemas y las condiciones de la producción. Y hacer un análisis del ambiente del puesto de trabajo ofrecido, tanto desde su aspecto físico y material, como desde el punto de vista social. Una descripción exhaustiva de las tareas que se realicen en un determinado puesto y las aptitudes y actitudes básicas que se requieren.

Las adaptaciones al puesto pueden ser puntuales o continuadas según las necesidades de la persona con Daño Cerebral. El empleo con apoyo se hará adaptado a las necesidades de cada persona para que, tanto la incorporación laboral como la continuidad en el puesto, sea exitosa, desarrollando los apoyos individualizados necesarios en cada caso.

Posibles adaptaciones en el empleo para personas con Daño Cerebral

Con el fin de que la persona con Daño Cerebral comprenda el sentido, el proceso y la funcionalidad de la tarea que realiza podemos incorporar diferentes adaptaciones como por ejemplo:

  • Sistemas de información de la secuencia de las tareas hacia adelante y hacia atrás, que ayuden a comprender el momento y sentido de cada paso (Apoyos visuales,…)
  • Mostrar a la persona todo el proceso de la tarea que está realizando aunque haya pasos del misma que no ejecute.
  • Estructurar los tiempos y espacios de trabajo mediante apoyos visuales o auditivos.
  • Utilizar instrucciones de trabajo claras, visibles, en lugares fijos o tarjetas que pueda guardar la persona.
  • Diseñar estrategias de anticipación de cambios en la rutina laboral.
  • Establecer estrategias comprensibles de resolución de los problemas o imprevistos más frecuentes.
  • Estructurar las tareas de manera clara y ordenada.
  • Aplicar las ayudas técnicas que faciliten la información y proporcionen seguridad en el manejo de máquinas.
  • Asignar las tareas que mejor se adecuen a las capacidades de las personas que van a realizarlas.
  • Favorecer la accesibilidad del propio espacio y lugar del trabajo.

Adaptaciones en el empleo según secuelas

Las personas con secuelas cognitivas (falta de atención, concentración, memoria y realización de funciones ejecutivas, enlentecimiento…) van a requerir de una organización, planificación y estructuración de las tareas que realizan (uso de agendas, tarjetas recordatorias, alarmas…), así como de los tiempos y los espacios. Algunas de ellas con problemas de orientación van a necesitar entrenamiento y apoyo en la llegada y salida del puesto de trabajo.

Las personas con secuelas físicas (hemiparesia, hemiplejia, paraplejia…) o sensoriales (déficits visuales y auditivos) necesitarán estudio del puesto de trabajo y adaptación de espacios para que sea accesible, adaptaciones técnicas, apoyos visuales o auditivos, etc.

Las que presentan alteraciones de conducta (impulsividad, irritabilidad, baja tolerancia a la frustración, desinhibición) requerirán del desarrollo de habilidades sociales (conocimiento y relación entorno laboral, mejora de la comunicación) al igual que las que tengan falta de conciencia de su discapacidad.

En todos los casos será preciso darles formación sobre el puesto de trabajo y trabajar con su entorno laboral para facilitarles información sobre el Daño Cerebral y pautas de actuación con esa persona en concreto, que contribuyan a resolver los conflictos y a mejorar la comunicación.

Persona que realiza la adaptación

La persona que haga la adaptación se concibe como una mediadora entre la persona con Daño Cerebral y el contexto donde se desarrollará la actividad laboral, preparando ese contexto, para hacerlo predecible, sencillo y comprensible además de encargarse de la formación de la persona con Daño Cerebral que va a ser empleada.

  • Conocimiento del Daño Cerebral y de la persona en concreto en todas los ámbitos y situaciones.
  • Capacidad de prevenir / intervenir ante problemas de conducta: Habilidades de comunicación, empatía, capacidad de negociación y asertividad, flexibilidad...
  • Conocimiento de recursos formativos y estrategias para la integración laboral.
  • Conocimiento sobre relaciones laborales: tipos de relación con las empresas, subvenciones, etc.

Intervenciones dirigidas a la realización del trabajo

  • Hace hincapié en la efectiva realización del trabajo, competencia, precisión y rapidez.
  • Dispone y mantiene los recursos en el lugar de trabajo para ayudar al trabajador a hacer mejor su trabajo.
  • Trabaja conjuntamente con los compañeros y supervisores, aportándoles información del trabajador, su ritmo de aprendizaje, estilo…
  • Da apoyos instruccionales específicos en función de las necesidades y características del propio trabajador con Daño Cerebral.
  • Fomenta las interacciones de asesoramiento.
  • Facilita la resolución de posibles problemas por parte de los compañeros de trabajo.
  • Entrena in situ otras habilidades adaptativas de acuerdo a las demandas de la empresa y la cultura laboral, puntualidad, horarios…
  • Propicia la adquisición de las habilidades sociales y de autonomía personal.